En 2012, unos físicos cambiaron la teoría de juegos al ofrecer a los jugadores egoístas una apuesta segura para vencer a los jugadores cooperativos. Ahora, dos biólogos evolutivos de la Universidad de Michigan ofrecen nueva evidencia de que, en el largo plazo, los egoístas pierden.
“Encontramos que la evolución castiga a los egoístas”, dijo Christoph Adami, profesor de microbiología y genética molecular. “Por corto tiempo y en contra de un conjunto específico de opositores, algunos organismos egoístas pueden salir adelante; pero el egoísmo no es evolutivamente sostenible.”
En el trabajo “Inestabilidad evolutiva de las estrategias de determinantes cero”(*) publicado en Nature Communications y coescrito con Arend Hintze, investigador asociado de microbiología molecular, se demuestra que ganar no lo es todo.
(*) Los resultados de las estrategias ordenados en una matriz cuyo determinante vale cero.
La teoría de juegos se utiliza en biología, economía y otras disciplinas. Gran parte de los últimos 30 años de investigación se ha centrado en cómo se llegó a la cooperación, ya que se encuentra en muchas formas de vida, desde organismos unicelulares hasta seres humanos.
Los investigadores utilizan el juego del “dilema del prisionero” como un modelo para estudiar la cooperación.
En el planteo del juego, dos personas que han cometido un delito y son arrestados. La policía le ofrece a cada persona un trato: acusar a su amigo y quedar en libertad, mientras que el amigo pasa seis meses en la cárcel. Si los dos prisioneros se acusan entre sí, ambos obtienen tres meses en la cárcel. Si ambos permanecen en silencio, ambos reciben un mes de cárcel.
Si los presos tienen la oportunidad de hablar entre sí, pueden establecer confianza y suelen ser más propensos a cooperar, porque entonces los dos sólo pasarán un mes en la cárcel. Si no se les permite comunicación, la mejor estrategia es delatar, porque le garantiza que no recibirá la pena más larga.
Este juego permite a los científicos estudiar la cuestión fundamental que enfrentan los individuos que compiten por recursos limitados: actuar egoístamente o cooperar. La cooperación producirá el mayor bien para la mayor cantidad de personas, pero podría ser tentador ser egoísta y dejar que los otros hagan el trabajo y asuman los riesgos.
Los físicos que en mayo de 2012 publicaron el documento que muestra su recién descubierta estrategia, llamada de “determinante cero” (DC), dio a los jugadores egoístas una forma efectiva para vencer a los jugadores que cooperan.
Los biólogos Adami y Hintze tenían sus dudas sobre si al seguir una estrategia DC se eliminaría totalmente la cooperación y se crearía un mundo lleno de individuos egoístas. Utilizando gran poder de computación para ejecutar cientos de miles de partidas de juegos, encontraron que las estrategias DC nunca pueden ser el producto de la evolución.
Si bien las estrategias DC ofrecen ventajas cuando se usan contra oponentes no-DC, no funcionan bien contra otros oponentes DC. “En un entorno evolutivo, con gran variedad de estrategias, se necesita información adicional para distinguir unas de otras”, explicó Adami.
Las estrategias DC solo funcionaban si los jugadores sabían quiénes eran sus oponentes y adaptaban sus estrategias en consecuencia. Un jugador DC jugaría de una manera contra otro jugador DC, y de una forma diferente contra un jugador cooperativo. “La única manera en que los jugadores con estrategia DC podrían sobrevivir, sería la de poder reconocer a sus oponentes”, agregó Hintze. “Y aunque los estrategas DC siguieran ganando, de manera que solo quedaran ellos, en el largo plazo tendrían que evolucionar para ser cooperativos.”
La investigación también destaca que la comunicación y la información son necesarias para que la cooperación sea posible.
“La teoría de juegos estándar no toma en cuenta la comunicación porque es muy complicado hacer los cálculos de las ganancias esperadas”, explica Adami. “La comunicación es fundamental para la cooperación y es la razón por la que se produce. Se cree generalmente que hay cinco mecanismos independientes que promuevan la cooperación. Pero estos mecanismos son en realidad formas para asegurar que los cooperadores jueguen con otros cooperadores y eviten a todos los demás. La comunicación es una forma universal de lograrlo.”
En: Phys.org, agosto de 2013
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