Cursos masivos y abiertos. Una oportunidad para estudiantes de países en desarrollo

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Cuando en 2012 prominentes universidades de Estados Unidos comenzaron a ofrecer clases de nivel universitario, abiertas y a través de Internet, más de la mitad de los estudiantes inscriptos eran de fuera de los Estados Unidos.


Considere la historia de uno de ellos: Carlos Martínez, profesor de ingeniería eléctrica en la Universidad de El Salvador.

La primavera pasada (2012), Martínez se inscribió en un curso de circuitos electrónicos ofrecida por EDX, la colaboración US$ 60 millones entre el MIT, Harvard University (a la que luego se sumaran Berkeley University y The University of Texas System), para transmitir “cursos abiertos masivos en línea”, o MOOCs (Massive Online Open Courses) a través de Internet. Él pensó que esto era tan bueno que comenzó a viajar por El Salvador para convencer a otros a unirse al curso y puso en marcha un blog en inglés para documentar sus aventuras como primer “recomendante MOOC” de su país.

Es una aventura porque Martínez no tiene el respaldo de su universidad. En el otoño, por iniciativa propia, inscribió 50 estudiantes –cerca del 10% de los estudiantes de ingeniería eléctrica de la universidad – en las clases de circuitos en EDX. Dado que no está asignado a enseñar este tema, se comunica con los estudiantes en Facebook y, una vez a la semana, pone en marcha algún experimento en un pasillo para acompañar la clase.

”Soy como un charlatán de feria”, dice Martínez. “Es todo muy caótico. No hay ninguna obligación. Ninguna graduación. Algo como: ‘¿Cómo estás?, no te rindas, ¿te puedo ayudar?’”
De hecho, es como desafiar un sistema que él dice es anticuado y fuera de contacto con la tecnología. “Quiero dejar entrar nuevas ideas, elevar el nivel y modificar el plan de estudios”, dice Martínez, quien ha enseñado en la escuela desde 1994.

La Universidad de El Salvador, ubicado en San Salvador, es la única universidad pública del país. Se gastan US$ 60 millones al año para enseñar a 50.000 estudiantes, y su presupuesto es tan limitado que sólo puede aceptar alrededor de un tercio de los solicitantes(*). Esta escasez origina protestas, los semestres no terminan a tiempo, y la universidad no aparece en el ranking internacional.
(*) En comparación, Michigan University, con un número similar de estudiantes, gasta US$ 1600 millones en su misión académica básica, sin incluir los equipos deportivos, residencias y hospitales.


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Legión extranjera: Fuente Coursera

Martínez dice que la llegada de los MOOCs se suma a una ya existente “enorme presión” para mejorar la Universidad. Y los primeros datos sobre las nuevas clases en Internet sugieren que pueden tener efectos similares en otros lugares. Coursera, la mayor empresa de cursos masivos gratuitos, en agosto de 2012 informó que de su primer millón de usuarios, el 62% eran de fuera de los EE.UU., liderados por estudiantes en Brasil, India, China y Canadá.

Hasta el momento, los estudiantes se están uniendo alrededor de las clases de manera improvisada. Algunos utilizan los tablones de anuncios en línea para organizar grupos de estudio en los cafés de ciudades como Shanghai y Madrid. “Esperamos que la gente tome estas clases y construya sobre ellas”, dice Anant Agarwal , director de EDX y profesor, cuya voz se oye en las clases de electrónica. Incluso imagina en el extranjero el surgimiento de “residencias educativas” en las que algún empresario podría cobrar por cama y comida y tal vez proveer asistentes de enseñanza para ayudar con los trabajos prácticos del curso.

En varios casos, profesores emprendedores han tomado la delantera. Un estudiante graduado de EE.UU., Tony Hyun Kim, utilizo EDX para enseñar a estudiantes de secundaria en Ulan Bator, capital de Mongolia. Una docena de ellos pasó el curso.
Después de escuchar hablar del sistema, la Universidad Nacional de Mongolia envió varios decanos en una misión para visitar a Agarwal en las oficinas de EDX en Cambridge, Massachusetts.

Los cursos masivos en línea podrían ser una oportunidad para mejorar la educación en las regiones pobres, que están también amenazada por malos profesores e instituciones débiles.
Sebastian Thrun, jefe de Investigación y Desarrollo de Google que también dirige el emprendimiento educacional Udacity, pronosticó que dentro de 50 años solo habrá 10 universidades “otorgando” educación superior.
Esto preocupa a algunos académicos. Jason Lane y Kevin Kinser , dos profesores de estudios sobre la educación, advirtieron en el blog de Chronicle of Higher Education (Crónica de la Educación Superior) acerca de la inminente “McDonaldización” de la educación superior: exactamente el mismo producto, servido en todos lados por igual.

Martínez, profesor de telecomunicaciones y de telefonía vía Internet, no ve las cosas de esa manera. Dice: “Durante los últimos 20 años, las clases de ingeniería eléctrica de la universidad desarrollaron una muy mala reputación. Los estudiantes se atascan y los profesores no ayudan. Solo se gradúan el 7% de los inscriptos, y les toma un promedio de nueve años, cerca del doble de tiempo de lo establecido en el programa.”
Uno de los problemas es la desactualización de los cursos. Martínez dice que, por ejemplo, la programación de computadoras todavía se enseña mediante el “modelo en cascada”, un enfoque que se remonta a la época de las tarjetas perforadas. “Un estudiante de informática aquí pasa los primeros seis meses haciendo diagramas de flujo, porque así era como lo hacíamos en la década de 1970 en El Salvador, cuando no teníamos ningún equipo para trabajar”, dice. Los cursos abiertos en línea, por el contrario, enseñan mediante la técnica de “desarrollo ágil”, con la que se desarrollan los programas basados en Internet como Gmail.

Martínez también estimuló a otros profesores a que se inscriban en un MOOC: hasta ahora, dice, la recepción de sus ideas por otros profesores fue “muy fría, muy lejana.”
“Estoy tratando de decirles que el mundo ha evolucionado y que hay que hacerlo de una manera diferente. Los profesores más jóvenes pueden enfrentar el cambio. Los mayores, creo, es imposible.”

En: MIT Technology Review, noviembre 2012

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